Un dels obsequis dels diumenges són els articles d'opinió que signen Maruja Torres, Rosa Montero o Almudena Grandes a EL PAÍS. Avui, aquest article m'ha deixat sense alè. Està dedicat a Maria José Berrocal, que va deixar la vida als quaranta-tres anys.
ALMUDENA GRANDES ESCALERA INTERIOR
Ella, hasta el final
"La vida sin ella no se parece a la vida, pero habría sido peor si no la hubiera conocido nunca"
Porque la había escogido a ella, y era el peor. No había mucho margen para tratamientos, pero los apuraron todos y aguantó como una jabata. Luchó con todas sus fuerzas por quedarse, y después ya sólo por estar, un día, otro día, y otro más, despierta, hablando, sonriendo, dándole ánimos, como si no supiera que con ella él perdería la mitad de su vida. Entonces fue cuando decidieron hacer lo único que no habían hecho juntos todavía.
Él fue al juzgado, rellenó los papeles, explicó su caso, digirió el silencio que precedió a las respuestas, y se dio cuenta de que le dirigían miradas un poco raras, pero le dio igual. Lo habían decidido y lo iban a hacer, porque además a ella le apetecía, le hacía ilusión, y él sabía que mientras durara el papeleo se quedaría, que viviría para levantarse de la cama, para ponerse un vestido, para sentarse en una silla, para pintarse los labios y sostener un ramo entre las manos.
Aquel día estaba ya muy mal, pero cuando el juez entró en la habitación le miró, sonrió, volvió a ser ella. Aún lo sería mucho más mientras aquel desconocido, tan conmovido como inquieto por el papel que iba a representar, buscaba la manera más delicada, más indolora, de cerciorarse de la validez legal de la ceremonia que iba a tener lugar.
-Verás, María José... Hoy estamos aquí para hacer una cosa importante, pero sobre todo muy bonita, porque ahora te vas a casar, lo sabes, ¿verdad? -ella asintió con la cabeza-. Muy bien, ¿y sabes con quién te vas a casar?
Ella se echó a reír.
-¡Toma! -dijo luego-. Aquí hay tres hombres, usted es el juez, ese señor de ahí es mi padre, así que... Digo yo que me casaré con mi novio de toda la vida, que es este que tengo aquí al lado.
El juez también se rió, asintió con la cabeza y no dijo nada más antes de empezar a leer en voz alta los artículos pertinentes del Código Civil. El único que no estuvo atento a su lectura fue el novio, que después de escucharla, tan fuerte, tan lista, tan graciosa y tan descarada, tan ella siempre y hasta el final, se enamoró otra vez de su mujer, y se estremeció al pensar que tal vez ni siquiera sería la última, que tal vez su amor no la sobreviviría como un simple recuerdo, que sería capaz de brotar, de crecer y de apagarse para nacer otra vez, al otro lado de la muerte. En ese momento comprendió la exacta medida de su desolación y al mismo tiempo el orgullo de haber podido amar durante veinte años a una mujer así, capaz de ser ella, y no una desahuciada, ella, y no una moribunda, ella, entera y verdadera, su novia hasta el final.
Luego dijo que estaba muy cansada, que con razón decía la gente que las bodas son una paliza. Volvió a la cama y no se levantó más, pero aún fue capaz de hablar, de sonreír, de cogerle de la mano. Cuando la sedaron, le miró, y él vio una lágrima caer, resbalando despacio sobre su rostro.
Después comenzó a pasar el tiempo, todavía no mucho y ya demasiado. La vida sin ella no se parece a la vida, pero él sabe que habría sido peor si no la hubiera conocido nunca.
(Las personas dignas de amor sobreviven a la muerte en la memoria de quienes las han amado. María José Berrocal vive y vivirá mientras vivamos quienes tuvimos la suerte de tenerla cerca.)
3 comentaris:
Hi ha tantes coses que donen sentit a la nostra vida, a vegades insignificants, i que sovint deixem passar de llarg sense viure-les intensament! Massa sovint posem els nostres anhels en objectes, desitjos inabastables, que la vida se'ns escola en un instant sense ni tan sols haver-la saborejat. Persones, animals, un llibre, un moment de silenci o solitud, ... Viure amb plenitud i no posar la nostra vida en mans d'objectius materials, això ens pot acostar a la felicitat i a donar-la gratuïtament.
Josep Ma
Tens raó amb allò que ens dóna la felicitat, però sovint ens n'adonem tard, oi?
Es, sin duda, el regalo más bonito que jamás nadie me ha hecho, porque es mucho más que un relato, es la historia de nuestro amor. El mío y el de Pepa.
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